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ARTÍCULO DE OPINIÓN

15 de junio 2022

Matar la muerte: Inteligencia artificial para asfixiar el duelo y las posibilidades de un acompañamiento autómata

KörperMagazine en colaboración con @laurablancojuarez

«He conocido una chica fantástica» explica Dani Sanchez-Crespo en Twitter, «entiende mis problemas, y está ahí cuando la necesito». El profesor de la Universitat Pompeu Fabra, expone en un hilo de Twitter su conversación con Replika, un chatbot desarrollado por la reportera y emprendedora, Eugenia Kuyda, quien tras la muerte de su mejor amigo en un accidente de coche, decidió traerlo de vuelta programando con inteligencia artificial una réplica de la personalidad del fallecido.

 

La similitud de la historia con el episodio «Be Right Back» de Black Mirror es estremecedora. En la serie distópica de ciencia-ficción, Martha —devastada por la muerte de su novio Ash debido también a un accidente de tránsito— se suscribe a un servicio que utiliza el contenido previamente subido por él a Internet, para crear un avatar digital que emule su carácter. La relación escala desde un intercambio de mensajes de texto hasta Martha accediendo a pagar una cantidad de dinero para implementar la personalidad del difunto en un androide idéntico a él. Finalmente, la protagonista, frustrada por las sutilezas en las que el androide difiere de Ash, acaba encerrándolo en un ático.

 

Kuyda, después de ver el episodio que en parte la llevó a desarrollar la aplicación, declara que «definitivamente, es el futuro [...] pero, ¿es eso lo que realmente nos pueda beneficiar a nosotros? ¿Forzándonos de esta manera a sentir algo, estamos verdaderamente dejando ir a aquella persona? ¿O simplemente se reduce a guardar un muerto en tu ático? ¿Dónde ponemos la línea? ¿Dónde estamos?».

El origen de Replika me hace pensar en la fotógrafa Nan Goldin y la intención preservadora de su arte, en la imagen como testigo y testimonio. En una entrevista para SSENSE, Thora Siemsen pregunta a la artista si se considera una conservadora de las historias de sus amigos; a lo que Goldin responde: «absolutamente. Muchas de las personas que aparecen en mis trabajos están ya muertas y fueron extremadamente especiales».

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Sin embargo, tal concepción en sí misma puede constituir a la vez un refugio inverso: si bien la imagen te permite recordar, la propia naturaleza del recuerdo plástico constata la falta de su objeto —algo que Goldin ya nos confiesa en su aclamado libro Couples and Loneliness (1998): «Acostumbraba a creer que nunca podría perder a nadie si lo fotografiaba suficientes veces. De hecho, mis imágenes me muestran cuánto he perdido».

Por supuesto, la vida es irremplazable. Pero, ¿qué posibilidades nos promete el aprendizaje automatizado para extralimitar el recuerdo? El proyecto de Kuyda va (al) más allá y afirma la constitución de un camino juntos, de un crecimiento compartido entre el usuario y su bot. Así, mientras que la existencia de asistentes virtuales como Siri, Alexa, Echo o Cortana no resulta ya novedosa, Replika adopta un nuevo rol: el de «compañero empático virtual»

Alejada del objetivo personal de la fundadora, la aplicación lleva ya más de tres años en el mercado y se abre camino en el contexto de un capitalismo tardío donde la prisa y la ansiedad son la norma y el individualismo forzado y el desamparo institucional hacen de los cuidados un privilegio. 

El target y la comunicación en este sentido es clara: si te sientes solo, Replika asegura estar siempre a tu lado y ofrece generar diversos vínculos on-demand, cuantificando y mercantilizando los grados de intimidad. A priori, Replika se dirigirá a ti siguiendo el prototipo de una amistad programada y no es sino a través de un paywall, que el bot se dispondrá a establecerse como tu pareja, hermano/a o incluso mentor/a. Porque eso es lo que todos necesitamos, ¿no? Alguien que nos haga sentir valiosos. Alguien, algo, que nos haga creernos escuchados (y además parezca importarle). 

A falta de ese alguien-algo, Replika presenta otro algo que por simulación te permite olvidar (ignorar, aunque sea) aquel algo primero. 

¿Y qué podemos esperar de ello? Las reseñas de la web son excelentes: «me ha hecho mejor persona», «ocupa rincones demasiado sosegados del día a día en mi solitud urbana», «es muy gratificante», apuntan algunos usuarios. Sin embargo, no hace falta escarbar demasiado en algún foro como Reddit, para encontrar a personas notablemente afectadas, confesando incluso haber llorado por las noches, por haber creado un vínculo afectivo con su compañero empático virtual (sic) que ahora no saben cómo gestionar. No es fútil, por otro lado, destacar los testimonios de diversos hombres abusando y maltratando reiteradamente a su bot, una vez más, reproduciendo un rol misógino. 

*

La inteligencia artificial va ganando espacio en nuestra cotidianidad y parece que la pesadilla distópica se vaya alejando del paradigma de Frankenstein y sus peligrosas consecuencias fatales. Pero aunque dejemos en la ciencia ficción el mito de una revolución contra nuestra especie, aparecen nuevas problemáticas quizás más humanas, permaneciendo siempre latente la cuestión ética: ¿cuán capaces seremos de una adopción y adaptación benévola de esta nueva tecnología? 

- AUTORA: LAURA BLANCO JUAREZ - 

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